Tal vez será que ayer me amaste tanto,
y tanto fué que diste al alma mía
tu amor que fiel brindaste cada día
y en tu pasion se convirtiera en Canto.
Pero hoy no sé que precio ni de cuánto
será pagar el celo que en mi ardía;
Ingrato fuí y ciego en mi osadía;
mas hoy tu adiós me ha convertido en llanto.
Y porque sé que tu alma tan serena
no ha de guardar rencor a tal herida,
será tan justa en perdonar mi pena;
y así tu amor me volverá la vida.
Yo en mi lugar haré de esta condena
Felicidad y Amante Consentida.