Se van yendo los poetas
por el río hacia la mar,
nos van dejando su estela
y un canto de libertad.
Libertad, frase o palabra
sin adjetivos, ni piel,
tan desnuda como el alma
del poeta y su por qué.
A pecho abierto, con sílabas
-aletas blancas de un pez-
van navegando estas aguas,
que nunca apagan su sed.
Y bajan por los torrentes,
desovando óptimos versos
y siembran en las corrientes
el poso de lo más bello.
Aquí han pasado sus horas,
engrandeciendo el lenguaje,
han ido creando historia,
engalanando el paisaje.
Por eso mi río llora
en un rendido homenaje
a los poetas que añora
y es que son… de otro linaje.
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