Sergio Jacobo "el poeta irreverente"

NAUFRAGIO

Tronchado el cuerpo, el alma juega. Ese juego absurdo de la muerte;
mírame así cansado, revolcado en tus recuerdos
tú, pacificadora de tiempos.
Dónde estás ahora.
En qué lóbrego instante te me fuiste.
En qué hora, en qué día,
(cuándo tus manos dejaron de acariciarme)

Turbadora de entonces, de ahora, de siempre,
tú la cobija tibia y, el beso arrinconado
yo el escribano eterno en manos de la historia;
por qué no se coagula la sangre
en vieja herida
por qué tu ausencia viene
a incomodar mi vida.

En cambio yo no busco remover tus cenizas
al saber que me duele,
al saber que te fuiste, al saber que estoy solo,
con esta casa triste
donde me falta todo.

No importuno el descanso
que es un perenne alivio;
pero tú noche a noche
te vuelves mi delirio…
turbadora de entonces, de ahora, de siempre,
tú la cobija tibia y, el beso arrinconado.
¡¿Cuántos años pasaron
para limpiar el vidrio
y mirar en mi rostro, cómo escurre
una lágrima tenue
incapaz de ser mía?!

Yo no invento promesas, en boca desdentada
tú silencio fue mío
preñado en mis entrañas.

Te miré lo recuerdo, ya tus palabras muertas
tu gesto indiferente
y tus labios sellados;
nadie tuvo la culpa, nos separó el destino
qué sismo incompasivo.
Arrollador instante
que sigue poco a poco
desmoronando mi alma.