Me estoy acostumbrando a vivir en esta tierra
donde mis ancestros velaron sus recuerdos
en esta tierra de temblores -de angustias- de hambre
aquí nací (aquí he vivido en la mezcolanza de tristezas
y alegrías)
Qué insignificante es recordar que aquí vivo
anido cada instante en mil cerrojos
y dejo abierto uno: la incertidumbre.
Ante ese minuto irremediable de la muerte
la última palabra que no he dicho
un postrero instante que ha de llegar
y está al acecho…
Es difícil congregar todos los pecados
-aciertos- o anécdotas de mi vida.
Tendría que encerrarme en mi habitación
algunos días y hacer un examen de conciencia
cuarenta día y cuarenta noches
ayunando de sexo…,
de vivir en esta tierra
de sentirme humano.
Pero me acostumbré a vivir en esta tierra
en la ciudad (para ser exacto)
Me pierdo entre la muchedumbre
-en el tráfico-
Y vuelvo a sonreír cada mañana
platico con Dios
[es mi creencia de que él existe]
Reclino mi cabeza en la almohada
antes de salir.
Miro algún bobo programa en el televisor.
Envío un mensaje desde mi celular
en el transcurso del día a mi amada: “te amo”
Cotidiano solamente lo cotidiano lo igual
-lo parecido-
Desde estirar los huesos
buscar mi ropa interior
¿qué tiene de particular el día?
Únicamente cuando estoy con ella
es una metamorfosis mi día
un cambio radical
inesperado…,
pero me acostumbré a vivir en esta tierra
desde 1959 hasta la fecha.
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Marzo/2012
Sergio Jacobo “elpoetairreverente”