Amor que has de venir,
No sé de tu rostro bello,
Tierno, despierto como hoguera;
Oblación de algún mes de mayo.
Ni se de tu nombre mentolado;
Alivio para estas hojas que sueñan.
Cógeme del cielo donde mi vuelo
Encuentra sus hilos de luz.
Abrázame con la pobreza del tiempo
Después de los años que cubren mi vacio
Absorbida por multitud de curiosos.
Acaríciame esta alma mojado de tinta,
Como quien me sabe de memoria
Extendiéndote hasta mi antorcha encendida
Visitando la acrópolis de los besos malgastados.
Eh, amor que has de venir,
Devuélveme la sed de seda en la mirada.
Oh amor que creé y me creaste…
Antonia Ceada Acevedo