CAPÍTULO 7. Entre estrellas
Una noche Luz Marina vio las estrellas, y no conforme sin darse cuenta se elevó por el cielo y volaba entre ellas. Ahora soy yo la que contaré nuevas historias, se dijo muy sonreída. Y eso lo dijo porque al verse tan cerca de las estrellas, no sólo podía verlas sino que podían también tocarlas.
Se imaginaba que ella era la única habitante de Estreciel que podía ver y tocar las estrellas a su antojo.
Aunque el frio de la noche la acosaba, no quería separarse de sus estrellas, pues para encontrarse con ellas había tenido que pasar una larga y dolorosa odisea que ahora felizmente había terminado. Ahora era ya una habitante de Estreciel que representaba muy bien el gentilicio de la ciudad estrellada.
Su alegría no duró mucho, el primer cantío del gallo madrugador la había despertado, y había hecho añicos eso que ella creía realidad, dejándola de nuevo sumida en llanto.
Habrá que levantarse de nuevo y seguir en la dura tarea de vivir sin ver estrellas, Ya no quiero verlas en sueños. Me conformo con verlas como lo hace toda la gente, ya ni me importa si puedo, o no tocarlas.
Así con esos pensamientos se levantó de la cama para volver a la escuela vacía de historias estrelladas, pues de nada valdría contar el hermoso sueño que tuvo, si el triste despertar aniquiló su esperanza y volvió a sumirla en su copioso llanto.
Un sueño entre las estrellas
fue una dicha muy breve
después le quedó la queja
y por eso en sus ojos llueve
Continuará...