Diaz Valero Alejandro José

La niña que no podía ver las estrellas (7/10)

CAPÍTULO 7. Entre estrellas

 

Una noche Luz Marina vio las estrellas, y no conforme sin darse cuenta se elevó por el cielo y volaba entre ellas.  Ahora soy yo la que contaré nuevas historias, se dijo muy sonreída. Y eso lo dijo porque al verse tan cerca de las estrellas, no sólo podía verlas sino que podían también tocarlas.

 

Se imaginaba que ella era la única habitante de Estreciel  que podía ver y tocar las estrellas a su antojo.

 

Aunque el frio de la noche la acosaba, no quería separarse de sus estrellas, pues para encontrarse con ellas había tenido que pasar una larga y dolorosa odisea que ahora felizmente había terminado. Ahora era ya una habitante de Estreciel  que representaba muy bien el gentilicio de la ciudad estrellada.

 

 Su alegría no duró mucho, el primer cantío del gallo madrugador la había despertado, y había hecho añicos eso que ella creía realidad, dejándola de nuevo sumida en llanto.

 

Habrá que levantarse de nuevo y seguir en la dura tarea de vivir sin ver estrellas, Ya no quiero verlas en sueños. Me conformo con verlas como lo hace toda la gente, ya ni me importa si puedo, o no tocarlas.

 

Así con esos pensamientos se levantó de la cama para volver a la escuela vacía de historias estrelladas, pues de nada valdría contar el hermoso sueño que tuvo, si el triste despertar aniquiló su esperanza y volvió a sumirla en su copioso llanto.

 

Un sueño entre las estrellas

fue una dicha muy breve

después le quedó la queja

y por eso en sus ojos llueve

 

 

Continuará...