ETERNA
Corrían los vientos helados del invierno,
los árboles desnudos gritaban su soledad.
Sin canto de pájaros
Solo el verso del poeta refugiado en el calor
de las musas que habitan la casa
Entre ellas, tú
Eterna
como el tiempo, sin principio ni fin
La única
La inolvidable.
Entregada
como el latido de un corazón
Fiel
como el enjambre de las colmenas
Mística
como alma en comunión con Dios
No te marches jamás,
eres eterna, sin principio ni fin
TERESA TERNAVASIO