Me hierve la sangre cuando estoy contigo,
te empiezo a desnudar en mi cabeza,
te siento y cuando menos lo imagino
ya estás que me acaricias y me besas.
El roce de tu piel en mi piel nos empaña
en el más sutil goce de la pasión
y mientras más avanzo con artimaña
voy provocando una placentera exaltación.
Mis manos se pierden en tu contextura
y mis labios devoran los tuyos con deseo
induciendo, con cada caricia, más calentura
y el más eminente éxtasis en regodeo.
Te aclamo como la más preciada
y te entrego más sentimientos en pasiones
que se han iniciado con llamadas
de tu cuerpo que aligera mis reacciones.
Nos juntamos y el mundo es nuestro,
te hago mía con cada suspiro expuesto,
mis ambiciones de amarte te demuestro
olvidándome lo romántico y lo modesto.
Nuestra cama es el jolgorio del contacto,
tus senos son acariciados con esbeltez
y el placer nos junta en un punto exacto
que nos enreda en la misma embriaguez.
No quiero detener mis ansías un segundo,
quiero hacer de este momento un sueño
y cuando despierte para ver al mundo
quiero ser de tu lujuria el único dueño.