Me encantas tanto cuando sin maquillaje vas,
tu cutis terso, tu piel lozana, tu fresco aroma
y ese no sé qué que tienes en los ojos.
Me gusta que te ruborices cuando te digo un piropo,
cuando te leo un poema o distraída a mi lado estas.
Adoro además tus cabellos.
Esa hermosa cabellera que diariamente me recuerda
que para mi eres sólo una quimera,
un sueño, un imposible, un amor de ilusión.
Sé honestamente que no te acuerdas de mí,
de mis gestos, mis miradas,
mis poemas junto al mar.
Contenta estabas cuando nos conocimos,
puedo jurarlo en cualquier lugar.
Han pasado unos días y tus palabras no llegan más.
No encuentro aun la forma para decirte
cuanto me gustas, que yo te amo,
y no hallo palabras de como empezar.
Me encuentro solo en este sitio, aun esperándote,
recordando que no nos despedimos,
y espero en cualquier momento verte llegar.
Extraño constantemente tus risas, tus miradas, tus lunares,
tus culinarias manos.
Lo curioso de tus lentes y tu forma de andar.
No sé tú, pero yo me he llegado de ti a enamorar.
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© Armando Cano