Domingo de Ramos
Con el domingo de Ramos
iniciamos la semana
cuando el dolor nos hermana
con Cristo y lo proclamamos,
demostrando que lo amamos
celebrando su Pasión
con dolor y devoción
pues Él fue crucificado
para librar del pecado
a quien crea en su perdón.
Hoy, glorioso es recibido
con muchos ramos y palmas
después, sobre sus espaldas
y sin soltar un gemido
demostrará que ha venido
para ser martirizado
y decirnos que el pecado
es nuestra traición al Padre,
porque no siga el desmadre
Él será ajusticiado.
Una corona de espinas
para el Rey del sufrimiento,
que dio su consentimiento
a sufrir penas supinas
por enseñar sus doctrinas,
señalando ese camino
que nos lleve a su destino,
el de nuestra salvación,
lo firmó con su pasión
demostrando ser divino,
de la muerte vencedor
pues como fue anunciado
volvió tras ser enterrado,
haciéndolo si rencor
demostrándonos su amor.
Ya con su misión cumplida
se despidió, en su partida,
con un nuevo mandamiento:
paz, amor y acatamiento
a las leyes del Señor.
© Eduardo González Cuartango
01/04/2012