Sembraron escalofríos en el alma
gritaron venas
rugieron zambas
y ahora viven en los pasillos de esas penas,
suenan cadenas, de sus fantasmas.
Han ido más allá de toda raya
metiendo miedo
con asco y saña
y han sabido ser los carceleros
que encarcelaron
todo el mañana.
Cobardes, pobres, infrahumanos
viles salvajes
malos gusanos
y aún ostentan con orgullo ese ropaje
manchado en sangre
de su pasado.