Ídolo de mis multitudes interiores
paz de mi angustia
de mis temores
dulce están tus ojos en los míos
papá del alma
lucero altivo.
Voy por esos cielos que marcaste
con el orgullo de tu enseñanza
soy la claridad de tus conceptos
y tus preceptos
soy tu esperanza.
Papá, del largo cabalgar en tu regazo
me quedó el brío de tu ternura
y hago de tu ausencia mi destino
para contarte mis aventuras.
Papá, las cosas saben más a esos recuerdos
que a porvenires con buenos ojos
extraño que no mires mis cuadernos
limpies mis lágrimas
calmes mi antojo...