El ocaso, y la madrugada,
se confundían en mi ventana,
fue la entrada de la noche ,
o solo llego el sol por la mañana.
En un rincón escondido,
tus ojos son dueños de los mios,
yo sorprendida te miro.
Se mezclan tu aliento, y el mio,
mientras me das tus besos de vino,
tus brazos son, mi anhelo,y recinto.
Las caricias van, y vienen,
por senderos ,y caminos,
yo empalagada, de amor,
tu sujetando mis lirios.
Quisiera detener el tiempo,
no volaran los segundos,
no consumidos por el sueño,
y entrecortados suspiros,
pues, que broten, nuestros ríos.
Sobre tu pecho mi oído,
oyendo la fuerza de tu ritmo,
que denota sus movimientos
hasta quedarnos dormidos.