Una mañana soleada iba volando de flor en flor una linda abejita en un pequeño bosquecillo. En su andar, se posó en una planta que curiosamente tenía sólamente ¡Una flor! La abejita, asombrada escucha el llanto de ésta, y le pregunta:
-¿Qué te ocurre, bonita?
Respondiéndole ella:
-¡Estoy muy triste y sola!
Nuestra pequeña amiga le dice:
-¡No puedo creer que te sientas así! Si estás rodeada de las más bellas rosas, de los más frondosos árboles, si gozas de la luz del sol, de la luna, del aire, de la lluvia… ¿Qué más puedes pedirle a la vida?
Ella toda compungida, le comenta:
- Pertenecía a una mata de flores rojas, la cual está plantada en una casa de color azul, frente a este bosquecillo y extraño sus raíces, el lugar donde nací, la calidez del hogar, las manos tiernas de la dueña de la casa, quién nos cuidaba con esmero. Te diré algo, desde el día que fui recortada y plantada en este lugar, sólo he tenido esta flor, debido a la tristeza que me embarga.
La abejita, se despide y sigue volando, cuando de repente escucha una vocecita que susurra:
-¡Soy feliz! ¡Soy feliz!
Se acerca e interroga enternecida a la Rosa color naranja:
-¡Oye! ¿Por qué tanta felicidad?
La aterciopelada cantarina, responde:
Me siento muy afortunada de respirar este aire maravilloso, de sentir en mis pétalos el fluir del agua, el roce del aire. ¡Tengo muchos amigos y amigas! ¡Estoy muy agradecida al creador por todo este paraíso terrenal!
-¡Te felicito, encanto! ¡Adiooos…!
La abejita sigue su peregrinar. De pronto se encuentra frente a la casa azul donde nació la Flor triste. Queda extasiada frente al panículo de flores rojas que tiene la mata, de la cual, ella le habló.
Se posa en uno de sus tallos, le platica su encuentro con la Flor Triste y la Rosa Feliz. La flor más grande le explica:
-¡Mira! La felicidad de la segunda ser debe a que nació allí o es de fácil adaptación. En cambio.la primera, debe ser más sentimental, más frágil, pero… ¡Tú puedes ayudarla!
-¿Cómo?
Pregunta la abejita.
-Busca al niño que nos riega todos los días, explícale lo sucedido, para que así trasplante a mi hermanita, aquí.
-¿Cómo se llama el niño?
-Daniel, se llama Daniel.
Ella, vuela hacia la casa y comienza a revolotear alrededor del niño, quién manotea para alejarla. Pero ella, firme en su propósito continuo en su revoloteo, hasta lograr posarse en la oreja el chiquillo, susurrándole:
-¡No te asustes! Y escucha esta historia…
Se queda quieto, al terminar del cuento se va con la abejita para el bosquecillo, llegan donde la planta. Daniel, la saca de la tierra ¡Con sumo cuidado! Trasladándola, luego al jardín de la casa; una vez allí, la trasplanta al lado de su hermana.
Pasaron los días y nuestra amiga en su habitual paseo por el bosquecillo llega al frente de la casa azul. Con indescriptible emoción, llama a sus compañeras para que observen ese hermoso espectáculo de las dos plantas cargadas de flores rojas, las cuales además e embellecer el lugar ¡Lo perfumaban con su divino aroma!
Autora: MSc. Ingrid Chourio de Martínez
Del Cuentario RACIMO DE FANTASÍAS