A ti,
Por quien mis manos van labrando esperanza, ahí donde nadie conoce el mar,
por quien los orfebres han jurado lealtad al reino de tu cuello,
a ti; a quien pido luz cuando no hay luna llena y las estrellas no quieren salir,
A ti, solo a ti, he de dedicarle este humilde poema y mis palpitaciones a mil.
A ti, por quien se tejen miradas convirtiéndose en copos de nieve,
por quien se han escrito innumerables versos sencillos empapados del amor mío,
a ti, quien sabe quien la persigue y sabe a quién persigue,
a ti endoso mis pasos y hasta el último de mis actos.
A ti, quien nace en mis entrañas y surge cándida en la ruta de mi mirada,
por quien he dibujado corazones en su cuaderno y en la arena del tiempo,
a ti, quien conquista el territorio de mi alma e iza su bandera de libertad,
a ti, quien en rutas imaginarias he proclamado lo que tengo por soñar,
a ti, sólo a ti que me ha enseñado a amar,
vuelvo a declararte lo que siento, en este preciso momento.
A ti, quien nada pide pero todo se lo doy,
A ti quien vive profunda en el hemisferio total de mi corazón,
A ti que encuentro a cada instante en mi pensamiento,
A ti, que todo lo convierte en arco iris y lo mezcla en mi horizonte,
A ti que sin pensarlo dos veces me ha concedido sus años y la ternura de sus besos,
A ti te proclamo desde ahora trovadora de mis ansias y dueña de mi amor confeso.
Ricardo Felipe
Un soñador sin mucha estirpe