Pesado fue el madero que cargaste
rumbo a la entrega total de tu destino,
por la ruta cierta derramaste
en la cruz, tu sangre en sacrificio.
Y en esa misma cruz en que vertiste
tu poder de sangre redentora,
en un fugaz instante revestiste
su pena y su dolor no como otrora.
Los clavos que a tu carne laceraron
y ataron a la cruz tus manos puras,
a la cruz como lanza traspasaron
e hirieron su impiedad y su amargura.
Fue en medio de la bruma levantado
tu cuerpo sostenido en el madero,
eL madero...en la bruma transformado
brilló con resplandor de mil luceros.
Las estrellas todas se incendiaron
al último suspiro de tu aliento.
Claridad de sol inundó el alba
fundiéndose la cruz dentro del tiempo.
Ya la cruz no pesa como antes,
se hace liviana en la espesura,
ya no gime la cruz ni es arrogante
la cambiaste con tu amor y tu ternura.
Leonardo Henrricy
(LEO HENRY)