Por una hermosa pradera se extendía un largo camino. Ese camino estaba bordeado de piedras, troncos secos y muchos arbustos. Allí debajo de uno de esos troncos vivía Danilo el grillo.
Danilo huyendo de los rayos del sol, en el día se ocultaba bajo los troncos secos recostado en un pequeño hongo que le servía de asentamiento, siempre estaba ansioso bajo su escondite, pues había escuchado decir que las ruedas de las carretas que pasaban por aquellos caminos, así como los pies de los caminantes eran muy peligrosos para él, pues si le pasaban por encima no podría contarlo.
Así le pasó a su primo Gillermino y a su prima Catalina, que habían salido a recorrer los caminos y nunca regresaron vivos.
El grillo Danilo estaba enamorado de una grilla llamada Emilia, que era muy inquieta y no hacía caso a la cantaleta de Danilo de andar cruzando los caminos.
Emilia la grilla una tarde salió y desapareció; y no se ha sabido más de ella… Por eso Danilo el grillo, llora y se desconsuela.
¿Has visto a una grilla? Le preguntó a una ardilla
Y la ardilla en son de burla le contestó: ¡Ay señor grillo, creo que la pisó un ladrillo!
¿Has visto a Emilia? Preguntó Danilo a otro grillo
Ya te lo he dicho amigo Danilo, dicen que la vieron cogiendo camino.
Señora Águila, usted que tiene buena mirilla, ¿ha visto a mi grilla?
Yo uso mi vista para otra cosa amigo grillo, algo que me sirva de bocadillo.
¡Oh amigas flores silvestres!, ustedes que pueblan la pradera, ¿Han visto pasar mi compañera?
Estábamos distraídas mirando a la esquina, y no vimos pasar a la grilla Emilia.
Dígame usted entonces señora tortuga, usted que todo lo sabe sin lugar a dudas, ¿Ha visto a la grilla con más hermosura?
No amigo grillo, ¡Que tortura!! ¿Por qué no le pregunta mejor a la luna?
Y el grillo Danilo espero el anochecer, para hablar con la luna la elegante mujer.
Señora Luna usted que tanto brilla, ¿ha visto por casualidad a una grilla?
Yo no la he visto señor grillo, apenas la vea le haré un buen guiño.
Y así el pobre grillo, cada noche se perfuma,
y espera el guiño, que le ofreció la luna.
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