Mientras observo con calma; el paso de los nativos,
Y admiro la belleza del pueblo antiguo,
Con sus callejuelas empedradas, las bardas blancas,
Con techos rústicos, de teja roja, y ladrillo,
Las casas de adobe, que tapizan con igual al camino.
Mientras refresca el ambiente, brisa húmeda y serrana,
Día de santo asueto, que permite el camino,
Mientras a lo lejos, en el centro de municipio, enmarca,
La alameda, con su kiosco, donde encuentro,
La tambora esparciendo, la música del pueblo y del nativo.
Tarde de ensueño, mientras rodeo el jardín, tradición,
Que marca el tiempo, en su uso de costumbre,
Las familias, se cruzan y saludan al paso, al caminante,
Mientras en los ayates, ceibas y demás arboles,
Se en guarecen para descansar las parvadas de aves.
En el horizonte, al caer la tarde y aparecer la obscuridad,
Se vislumbra ese cielo estrellado, que cautiva,
Al citadino, que asombrado descubre, que hay mas luceros,
Que en su ciudad, contaminada y alumbrada,
No se percibe; luz de la celestina, me embruja y transporta.
De repente me siento, recostado en medio de tu cama,
Con tu pijama de piel suave aterciopelada, y,
Legitima, que con tranquilidad me envuelve y mima,
Pierdo la noción si es sueño o mi realidad,
Por fin hecha presencia, ante el clamor del corazón.
Hoy solo me siento en la compañía, del alma amada,
Que con paciencia y ternura, me da vida,
Mientras con calma me enredo, al franco deseado,
Mientras laten en calma y sincronía,
Los dos seres, que se aman en distancia y tiempo.