Siglo XVIII. Arawalis parte de Cangahua con mercancía a Quito. En Guayllabamba encuentra viajeros sangrientamente acuchillados. Aparecieron homicidas apuntando machetes, dijeron que entregara la mercancía. Arawalis desacordó, era Yachak, llamó al Dios Wuaira, apareció nube, la noche se tiñó muy oscura. Se transformó en Jaguar. Rugir feroz turbaron a los ladrones, intentaron huir. El Jaguar furioso degolló despiadadamente arrancándoles la garganta, con dientes cuchillas, garras marcando cicatrices.
Apareció huracán brillante, ascendió al Jaguar, cayó relámpago, ahí estaba Arawalis. Llegó a Quito. Los productos fueron vendidos en familias millonarias. Quedó hospedándose para tomar trago y comprar víveres, el tercer día retornaba.