Muchas veces te matan la alegría
los obstáculos crueles del camino,
cual temible mirada de asesino
que a su víctima asecha en noche fría.
Cabizbajo a lo largo de la vía
se marchita un espíritu divino,
pues rozó el corazón con un espino
que marcó su esperanza de apatía.
No importa la grandeza de tu pena,
el tiempo correrá por su sendero,
aunque detengas tu reloj de arena.
No esperes encontrar algún viajero
que traiga soluciones en cadena,
mejor resurge con vital esmero.
Copyright © 2011 José Luis Calderón.