Me haz hecho polvo cada momento que
pase contigo.
Podría llegar el viento
ahora y si soplara en tu cara,
tus ojos podrían irritarse con cada
promesa que hiciste y que ahora es
un montón de tierra olvidada.
Podrías incluso hasta llorar,
de la comezón que causaría
si en tus retinas entrara el remordimiento
que se encuentra mezclado en él en forma de
piedritas finas.
Podrías correr mayor riesgo y
quedarte ciega como yo,
por la confianza de tener abiertos los sentidos
y creerse enamorado
de un ideal que sólo fue una estatua,
que ahora se desmorona y disuelve
su polvo, con lágrimas que
salieron de mis ojos,
porque nunca salieron de los tuyos.