Hoy te condeno de por vida,
a estar encerrada en el fondo de mi corazón.
Serás un reo intentando buscar escapatoria
de la cárcel custodiada por el grupo de guardianes
llamados sentimientos,
vigilada por los celos,
te aseguro que no tendrás salida,
te alimentaras del néctar que sobresale de mi ser
cada vez que pienso en ti!, amada mujer,
beberás el éxtasis de mi amor
en el instante en que tu imagen se plasme en mi interior;
te condeno a cadena perpetua,
porque la silla eléctrica y la inyección letal
no serán suficientes para dejarte de amar…
Derechos reservados: Iván Velandia