Aunque
por guerras condenada
la vida sin pestañas sepultada
y en fúnebres tierras
lenguas liberadas ciegas
coleccionan vertebras…
mis pasos con la tímida pubertad
de un capullo tierno…
entre el cosmos y el averno
te buscan ignorando la batalla
que a toda criatura infeliz acalla
y el insecto ágil de mis besos
bajo sus largas y solitarias alas
adormece de amor repleto.
El esquife de mi ave ebria
en su veloz vuelo...
afirma lo que no se niega
que a nada nos lleva
tanto horror de guerras
el que toda razón anega
y no clavará su puñal
a este amor que sin mal
en mi pecho aferrado te lleva.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso