Acechando hadas y helechos.
Esquivando oficio de ofidio.
Soporto en carne viva la luna
que ara los rostros amenos,
dejando surcos de piel sin frutos
dejando helados mis ojos sin lagrimas
Pasa y se va
un sueño de orillas
caseríos, amores, redes.
Picadas de estrellas envejecidas
ahogadas en los surcos de
mi membrana arenosa.