Vivo andando con mis pasos merodeando en dos caminos
Tomándome con placer de dos copas rico vino,
Esta ha sido mi elección, he seguido mi destino;
Poseer con devoción dos rosales que cultivo.
Una es tierno amanecer, mi rocío matutino;
Ese aire de bondad que cada día respiro,
La otra es viento segador que me tiene aquí rendido,
Tormenta de sexo y amor que calcina mis sentidos.
Una es mi gran amor a quien Dios y un papel me une,
Quien mi dueña dice ser, de tener mi amor presume;
La otra es fiera de pasión que me impregna su perfume,
Es volcán en erupción que mi cuerpo me consume.
Una es un trago sutil, mezcolanza del sabor
De la unión de su ternura y la de su devoción,
La otra es embriagante trago, fuerte pero seductor;
Un coctel que entra en mis venas deseos, llamas y pasión.
No puedo dejar ninguna, ellas son mi adicción,
Son quienes tienen mi alma en perfecta comunión;
Si alguna un día me faltara seria mi perdición,
Son en mi el complemento y de mi vida la razón.