Alma al aire

Huellas en la arena


Salgo pronto a caminar

un día espectacular

para perderse en el andar

con los pies como bandera,

canta un gorrión tricolor

saludando al astro sol

que me abraza con calor

e ilumina la marea.


En los médanos de sal,

tamariscos y arenal

soñando piel de coral

se asolea una muchacha,

y un joven albañil

la recorre de perfil

con ojillos de delfín

y de ella se emborracha.


Salta un perro juguetón

en las olas de neón

sin correa ni patrón

disfrutando la osadía,

y en las huellas que dejé

no sólo se vislumbra un pie

y es que trazos dibujé

de libertad y alegría.


Un niño hace un castillo

con su pala y su rastrillo

le hace muro y puentecillos,

caracoles de ventana,

y un cangrejo curioso

cae víctima de un hoyo

junto al niño laborioso

en las manos de su hermana.


Las gaviotas se pelean

por los restos que asolean

de un pescado sin marea

y una caña de verdugo,

las espanta un vendedor

de helados de sabor

a frutilla y a limón,

a naranja y otros jugos.


En mi caminata ví

muchas cosas y sentí

al viento ir junto a mi

enredado en mi cabello,

trajo espuma y trajo mar,

un recuerdo de cristal,

una lágrima sin sal

esfumándose a lo lejos.


Me devuelvo con el sol

que se va multicolor

a iluminar Japón

mientras las nubes lo acunan,

el oleaje cesa al fin

Poseidón se va a dormir,

las sirenas a aplaudir

la llegada de la luna.


Qué hermoso día fue

cuanta agua disfruté,

cuanta vida me nadé

de la mano de la brisa,

sabe Dios que yo ya sé

que un día volveré

a dejar huellas de pies

caminando estas orillas...