Yo no soy esa mujer,
de vivir estrafalario,
que revisa el calendario,
pensando lo que ha de hacer.
Esa que tú sueles ver,
fabricando un escenario,
viviendo un amor precario,
siempre buscando un querer.
Yo no soy esa mujer,
de mirar, hoy ordinario,
que en su mundo imaginario,
intenta no envejecer.
Esa que al parecer,
no conoce aniversario,
y en festejo innecesario,
procura permanecer.
La que analiza el crecer,
como un error legendario,
y en latir, siempre arbitrario,
va desdeñando su ser.
La que maquilla su ver,
sin tomar en cuenta horario,
ni fecha en el calendario,
sin su vida comprender.
La que se niega a creer,
en un mundo solidario,
la que revisa del diario,
la noticia del ayer.
La que no llega entender,
el sentir de un proletario,
si algún revolucionario,
busca hacérselo saber.
Ni la que ve en el poder,
general o mandatario,
para su lucro escenario,
de una vida de placer.
La que quiere entretener,
a algún viejo millonario,
o a un crédulo empresario,
todo, con tal de ascender.
Esa, que por más no haber,
vive haciendo comentario,
y cuando mira su armario,
menciona nada tener.
Yo no soy esa mujer,
de abandono voluntario,
la que cree, es necesario,
vulnerable parecer.
Si aún me quieres conocer,
búscame, en tú vecindario,
ya viajar no es necesario,
para a mí, poderme ver.
No te engañes al creer:
soy ser extraordinario,
perdida en el calendario,
como no suelen haber.
Sin querer desmerecer,
tú, tan gentil comentario,
yo te digo, que al contrario,
como yo, es cualquier mujer.
Hoy ya tienes el deber,
de no ser tan temerario,
muéstrate, hoy solidario,
al hablar de una mujer.
El prejuicio hay que vencer,
poco a poco, en solitario,
para en trato igualitario,
purificar a tu ser…
Piensa bien de tu mujer,
con impulso libertario.
El esquema carcelario,
es requisito romper…
Juntos podemos crecer,
en un mundo igualitario,
basta con ser solidario,
para el prejuicio vencer.