Silenciosos murmullos, ásperos graznidos;
tácita sombra de un páramo nocturno;
crujientes ramas, lastimeros gemidos; El viento circunda al paraje en la senda.
Aparece de pronto el terror taciturno
con su grito de rayo traspasa y destroza,
y después el sollozo de un grillo lejano,
Es su canto tambora ó su voz melodiosa?
Mientras vuelan las hojas... Las ramas desnudas
se agitan, se blanden, lamentan, tremulan...
Estruendos y tumbos... Las olas premuran,
las ondas del viento que van... Quedan mudas!
Las rachas pasaron y el grillo se argenta
su canto infinito no entiende de espanto;
Si quizás fué terrible aún la tormenta,
Sus liras entona ó ¿tal vez es su llanto?
Se hierguen las ramas, se agitan las alas
y voces murmuran y fluyen las aguas;
Pasó la borrasca ¡Ya cantan las ranas!
Y el mismo paraje reluce en sus aras.
Y vuelve el silencio caudal de mis dudas
vestido y a oscuras, concierto de Fe;
Paraje de amores, de loores, ternuras...
Que llevo en el alma con mucha altivez!