Lo ama en teoría;
todo es perfecto en el día,
pero al llegar el ocaso,
que prepara la morada
para el amor práctico,
el silencio cae en sus labios
de carmesí, no existe palabra,
el amor se esconde en el temor,
y el sentir en un profundo letargo.
Él moja sus deseos en la esperanza
de un mañana apasionado,
en una caricia imaginaria,
que roza su pecho gallardo,
haciendo tiritar su cuerpo,
que clama a su amada.
Ella lo ama ante la gente,
lo ama ante el sol,
sin embargo en la presencia
silenciosa de la luna, ella no existe,
se esfuma en los brazos de Morfeo,
evadiendo el deseo humano,
que nos hace ser.
Es una triste historia,
que prefiere callar…
Autor: Edwin Yanes