ALVARO J. MARQUEZ

DIOS PROVEERÁ

"Deja que le mienta el corazón/ cuando digo que no quiero verla,/ es un obstinado que me da la razón/ porque se ha cansado de tenerla".


Creo que no debes sentirte tan preocupada,
al fin y al cabo, tienes el derecho de olvidar.
Qué importa si eres una mujer enamorada
o como creí yo, alguien que no sabe amar.

¿Crees en Dios? Pues Él nunca te va a dejar
en una situación que tú no puedas resolver.
Pídele y tal vez un decálogo te llegue a dar
con formas ingeniosas para dejar de querer.

Que te dé otra boca, la tuya ya la besé yo,
que te dé otros ojos, con esos ya me viste,
otra piel y no aquella que mi mano acarició,
otros besos y no los mismos que me diste.

Que te dé otra voz y no ésa que me gusta,
que te dote si puede hasta de otro cabello,
que no me deje saber que todavía te asusta
recordarme cual Drácula mordiendo tu cuello.

Que desaparezca de tu vestuario esa falda,
que te dé otro oído, en el tuyo tanto susurré
y tendrás que pedirle que te dé otra espalda
y otras piernas y no las que yo tanto besé.

Pídele, ruega a Dios que te regale otra mente
que no la que tienes que sólo sabe pensarme,
que si hay una próxima vida seas una demente
porque en tu cordura seguro querrás buscarme.

¿Dime cómo hacemos ahora con el corazón?
Porque si te lo cambia obvio que no sobrevives.
Tendrá que ser otro con distinta inspiración
para que no se parezca a mí todo lo que escribes.

No le vayas a pedir que te cambie los senos,
ellos al igual que tú tampoco me olvidarán,
están divinos, bien formados, ¡están buenos!
Dile que te los deje así tal cual como están.

Suplícale que te permita tener otra sonrisa,
porque la tuya tantas veces yo la disfruté,
que haga milagros y no me nombre la brisa
ni quieras que devuelva los besos que te robé.

Tampoco podrá darte otra alma pues morirías
y moriría yo porque sé que me tienes en ella,
piensa un poco en mí si le pides en estos días
y si te da otra cara, ojalá que no sea tan bella.

Lo malo de este gran esfuerzo por olvidarme
es que sólo suponemos que Dios está oyendo,
ruega que si pides otro sentir para no amarme
justo en ese momento, Dios no esté durmiendo.