Mi infierno
Filtraban se lánguidos
Rayos de luz, moviendo
La negrura nocturna,
El frío matutino.
Timbró el sonoro teléfono,
Cuando nunca a esa hora lo hace.
Timbró no sé cuantas veces.
Me obligó a abrir los ojos.
Al responder recibí,
voces que batieron mi alma
en el limbo del martirio.
Desde entonces Escribo,
en los surcos de mi cutis,
tu recuerdo, lloro por dentro.