Noble tierra de nombre de mujer, tu que estás
hecha de colina de pastos verdes, llanos de biosfera
anclada a la libertad, montañas altas de susurros de Dios,
oro del manantial, lagos que contienen el pasado convertido
en tesoro negro en sí, la diversidad cultural, la belleza de Venus
en cada hija que regalas al hombre, entiendes el lamento del
mundo que vive agonizante el dolor.
Eres La beldad amarilla del Araguaney, la ternura que brota
del beso violeta de orquídea, el canto de alza del turpial.
La alegría crece ascendente del cielo nublado que después de la lluvia regala
el arco iris al pantanal, toda la biodiversidad en una tierra rica de humildad,
da a mí gesto la felicidad de haber sido concebido entre el sol que riega día a
día el calor.
Llevo en mi cuerpo el tifón que azota el Caribe de tus costas, la picardía en la voz de mi tierra, la entrega al ideal, el sonido del cuatro y arpa, la pasión vinotinto, la espada del libertador. Llevo en mi espalda el sello de Pequeña Venecia tatuado, porque en mis venas circula la riqueza del suelo amarillo, el mar azul de estrellas blancas, y la roja sangre de lucha. Soy tu hijo porque me diste nombre de venezolano hasta el final.