Burbujas de sueños estallan
en las profundidades aparentes,
de almas que estoicas siguen
Insuflando dióxido de carbono.
Atrapado y sin escapatoria
yace el moribundo en su lecho;
ya sus sueños quebraron alas,
y sus hechos dejaron huella.
Pies cansados de mirar caminos
ojos exhaustos de besar la brisa
se arrastran y se cierran
en su grito inmenso y rebelde.
Si no pernocta la esperanza fresca
en la inocencia del cerebro impúber,
es que la adversidad dijo presente
y tatuó para siempre sus recuerdos
En el friso de aquellas edificaciones
se deslizan en horas arriesgadas,
la obligación de llevar el pan
junto al sueño de habitar sus pisos.
Bribón que amedrentas con tu gatillo;
y siembras el temor de modo perverso,
destruyendo con balas la única paz
de las almas que no saben de malicia.
En la solemnidad estrellada
de esas noches solitarias
brilla el alma taciturna
remontándose al pasado.
Usurpando un espacio vital
he llegado sin plan preconcebido
tal vez cuando haga retirada
me quieran exigir memoria y cuenta.
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