Grises que cruzan el resplandor de la tarde
En la nostalgia del pueblo me sumo
A improvisar los cantos
que dibujan al hombre fatigado y terco
Con su prosa a flor de labios
Con un copo de algodón en sus cabellos
Y un consuelo a mis desventuras
Creo verlo sentado alabando su guayacán
Y desmintiendo mis sabidurías,
El se paseó por sus tres edades
Siempre niño, sonriente y creativo
,Ansioso de vivir su día Agradeciendo el amanecer
Y bendiciendo la brisa que le dice como ayer
que aun las flores la perfuman para él
parece estar alzando un tono en su voz
en un contrapunto del arraigado oriente
es mi orgullo emular su afán
es mi sangre poesía que fluye desde el corazón suyo
es mi padre, amoroso y sereno
siempre ofrecido en un beso
siempre tralaleando un verso
su calor se intensifica por las tardes
porque una vez dijo ser el sol
y hoy yo simulo ser el viento
procurando su encuentro
casi siempre estamos juntos
así lo siento
en las horas grises, en las noches tristes
y hoy que tanto lo necesité, se subió a un lucero
asomadito en el obscuro cielo
dejó brillar sus pupilas en un pestañar, mi viejo
es él, que me saluda a lo lejos
y me cantó bajitiico su mas linda melodía
con acento mezclado en alegría
y me envió un beso en la frente
que salió de los labios de su nieto
diciéndome como antes en idiomas del silencio
¡muchachito estate quieto!
Que la vida es tan cortica, que viva solo el momento
Bendiciendo el nuevo día agradecido del tiempo
Y me sigue de la mano menguándome los tropiezos
Porque a veces piso en falso
y el me da un nuevo comienzo.