Anita Silva

LA GARZA Y LA ROSA

Érase una vez, en un lago inmensamente bello, con sus aguas cálidas y mansas, una garza se contoneaba, altiva, altanera y creída. Pues dueña, ama y señora ella se sentía de aquel  terreno. Cierto día a la orilla del lago  la brisa descubrió la existencia de una rosa, era tanta su belleza que se encargo de acariciar sus pétalos exparciendo su aroma por doquier. El lago, por su parte se percató del perfume y cautivo siguió el camino que lo llevara hasta donde la rosa. A lo lejos la garza observaba y el peligro olía, a lo que ni tarde ni perezosa encontró la manera de cruzarse con la rosa.


-¿Y tú quién te crees que eres para invadir mi espacio?
*Le dijo la garza a la rosa - ¿Quién te invitó?
-¿Ya te diste cuenta de que sos muy pequeña?
-¡Mírate! si me lo propongo, te puedo aplastar en un instante
si es que de aquí no te largas.


-Ha de perdonarme Sra. Garza pero acá no dice "propiedad privada",
mucho menos que se requiere invitación.
 *Le contestó la rosa.


-No me provoques niña que yo soy muy superior a ti.
*Replico la garza muy enfadada.
- Mira que existen niveles
y vos estás muy por debajo de mí.

-Ah, claro que sé que existen los niveles, pues algunas veces,
volamos tan alto que olvidamos de donde venimos.
*Contestó la rosa. -Yo humilde y pequeña, tengo mi raíz
bien plantada en el suelo y aunque me sé hermosa y bella
no me doy los aires de grandeza, pues ha de saber
mi estimada Sra. Garza que los niveles de altura y postura
no existen en ser, tener o poder más que el otro.
Y sí, tiene mucha razón cuando dice que existen los niveles,
pues a mí lo que me falta de altura, a usted le falta de inteligencia.

Entonces, más que enfadada la garza se dispuso a acabar con la rosa,
mas no contaba con las espinas que en su tallo poseía.
Y sangrando se fué muy lejos del lago.

Colorín colorado, este cuento ha terminado.






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