En su presentación en la mesa se acompaña de pan y queso campesino (queso fresco de la región), el servirlo sin alguno de estos dos alimentos es muy extraño, y no se podría llevar a cabo la parte final y la mas importante,... cuando ya activamos nuestros sentidos. Mientras el olfato se deleita con el olor a clavos y canela vamos partiendo en trozos no muy pequeños el queso, lo sumergimos dentro del chocolate caliente, nos olvidaremos por un momento que el queso existe y empezamos a saborear el chocolate, mojando en este mismo el pan que iremos comiendo a "soplo y sorbo". Cuando se acaba el chocolate volvemos a ver el queso casi derretido, esperando ser sacado con una cucharilla y dar a conocer la exquisitez de su mezcla, entre el dulce chocolate y el toque de sal que lleva el queso.