Cuándo anunciarás que estás vibrando
por mí
por ti
por nuestro encuentro concedido.
En el lecho de ese río está mi sombra
la que fue una noche dulce mi conquista .
Los arbustos de la orilla se despiertan
esperando el momento de escucharnos
dilatando el ya me voy
el no sé cuándo.
Hoy no estamos en tiempo de derrotas
es la hora de decirnos tantas cosas
de acercar el corazón a la verdad
y gritar por el tiempo que emigró.
Ya no me marcho.
Estoy aquí para quedarme
sin preguntar
sin responder
sólo te quiero en este mar de sentimientos
deshilachados por el tiempo.
Pero en mi alma hay una luz que no se apaga
la que acelera mi latido perezoso
tras tanto tiempo de rastrearte.
Hasta que el río me llamó con sus arpegios
y estás aquí esperando mi regreso
sin decir nada
sólo mirándome con tus manos extendidas
y en tus ojos un manto de indulgencia .
Cómo no amarte
cómo no hallarte tan glorioso
si está el perdón escrito entre tus labios.
Aunque no hables
aunque no digas
siempre estaré celebrando tu excelencia.
Beatriz Ojeda
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