Soy un pobre indigente pues no tengo nada de tu amor.
No almacené ninguna de tus caricias,
ni el más tenue de tus besos, ni el roce de tus dedos
o el eco de tu voz.
Soy además un paria errante
que te busca en todas partes,
y, que quiere un día en tu cuerpo reposar.
Soy un fracasado en el amor, que no te supo retener.
Que tampoco supo ser prudente, sutil, callado.
Quise de golpe y de una vez saber si tú me amas.
Y todo lo que logre es que ese día me abandonaras.
Que lloraras en silencio al descubrir la verdad:
que me distes esperanzas y nada de tu amor.
Hoy busco entre los huecos de mis manos
algún suspiro, un recuerdo,
un mechón de tus cabellos,
todos los lunares de tu piel…!
Y en mi vida ya no hay tiempo para desperdiciar.
He buscado en todas partes: en los libros que dejaste,
en los poemas que leías, en tu taza de café;
he buscado un recuerdo, un aroma, medio beso,
un pedazo de tus uñas, y he buscado en la cocina
las huellas de tus dedos de azafrán.
He perdido mis mañanas y tus labios de manzana,
por actuar precipitado al quererte enamorar.
Hoy mi mundo es de locos, es de parias trasnochados,
es dormir en los cafés. Es vivir con tus recuerdos
por tu miedo al amor.
© Armando Cano