Lo que hasta ayer fuera el inicio
hoy se ha convertido en una danza…
Acaso llegará bailando el fin,
con vestidos atractivos
y olor a flores de lontananza.
Reconoceré como aquí y ahora
nacen para ti las cosas.
Comprenderé, sin pensar siquiera
que al seguir imaginando la vida
corremos el riesgo de olvidarnos dondequiera.
Acaricio el umbilical nudo
que mantiene suspendido el peso de los corazones,
y lo muerdo lo mismo que morder
tu cuello y tus mejillas.
Corro de repente al refugio más cercano,
y cuando alcanzo a reaccionar
me hallo otra vez en tu interior pisando,
quizás caminando,
quizás volando, quizás escalando hasta tu pecho.
¿Qué he visto allí que no tenga que ver contigo?
Nubes viajando en tus ojos
días que nunca pasan,
ruegos rotos por el violento cauce
que hace música en tus camas.
El hogar cuya pared da al firmamento,
la almohada soñadora que no cambias.
El descenso a través de tu garganta
el descenso afuera en la montaña
el descenso hasta el ombligo
el descenso a casa.