Como vientos cortantes
los días se abrazan a tu recuerdo
azotando la raída capa del pasado,
soy nada desnudo frente a la brisa
un todo en un cementerio silencioso.
La fría soledad del dolor de tus palabras
tan lejanas,
destruye mis días mientras mi sonrisa
se amarga,
mis penas ni mis alegrías
caben en tus posibilidades.
Y sin importar cómo el muerto yace
tu vida, amable, me transita.
Las crucen se adornan en paisaje
olvidado,
me paseas sin darte cuenta
llenando un nicho por día
un fragmento de corazón secándose,
sigo fiel a ti,
aunque solo puedas en mis tumbas,
colocar una rosa.