Desnúdate como aquella tarde en el rio,
Cuando tu piel se mesclaba con la naturaleza,
Las aguas te escondían de mis ojos
Pero no de mis manos, pues te miraba
Como mira el ciego, palpando con mis manos,
Déjame ver tú vestido de mujer,
Tu traje de Eva, así como aquel día,
Que tu inocencia de mujer, exploraba el amor
En las corrientes de aquel rio,
Gran misterio el de aquel día,
Nuestros cuerpos encendidos…
En aquella agua tan fría.
WILSON FLORES
(Autor hondureño)