He venido al final del cementerio,
con el peso de culpa que retumba
en mi conciencia por vivir de rumba,
traicionando tu amor con adulterio.
Hoy he venido sin ningún misterio
para escribirte versos en la tumba;
mi valiosa mujer, tu adiós me zumba
remordimientos en mi vano imperio.
No valoré tu compañía en vida
y al verte para siempre tan dormida,
lágrimas me reprochan por mi yerro.
Todo el tiempo quisiera regresar…
Yo debería estar en tu lugar
y tú, trayendo flores a mi entierro.
Copyright © 2011 José Luis Calderón.