Emerge entre mis recuerdos
una soledad compulsiva,
¡cuándo ni siquiera... yo te conocía!
No tenía mis labios prendidos al beso,
ni en mi cuerpo, aferradas las caricias.
Mira, cómo pasan los sueños en silencio,
van dejando hilvanadas las madejas,
con los hilos, que se tejen en el tiempo.
Felina