Me preguntas con dulzura, si puedes llamarme Negro;
Y yo voy a responderte, que eso quisiera ser:
Yo quisiera ser tu negro, él que te busca en la noche,
Quien te llena de pasión y te causa tus desvelos.
Pero sé que no lo soy aunque en mis sueños lo creo,
Y me veo entre tus brazos sintiendo tu calorcito;
Siendo el dueño de tus besos, y despierto y me entristece,
Al notar, que fue un engaño, y que tan sólo fue un sueño.
Pero te juro que yo, siempre he seguido las normas,
Las que me ha impuesto la vida y que me cuesta seguirlas,
Pero esta tarde que aquí, cae mucha lluvia del cielo,
Es esa lluvia y tú, que a pesar que estás tan lejos, con pensarte ya me inspiras.
Pero bueno, dime tú, ¿Y si yo fuera tu Negro?
Como lo veo en las noches que se apoderan mis sueños;
Me dejarías gozar de tu fuego pasional y los besos de tu boca,
¿O serán amaneceres, fríos como la nieve, y tú dura como roca?
Ni imaginarlo quisiera, eso sería muy cruel,
En ésta mi humilde existencia, y le pediría al cielo, como un reo por clemencia.
Mas no quiero adelantarme al sueño ni a mi ilusión,
No vaya a ser que sin verte, se muera mi corazón.
Todo se lo dejo a Dios, con Él todo, sin Él nada,
Y si eres la costilla que me sacó para crearte;
Yo sé que no impedirá, que yo pueda a ti encontrarte,
Eso sería muy bello, más bello, el poder enamorarte.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita