La soledad serpentina se amolda en mi cabeza
y aplana los ánimos...
cuantos versos necesito para que me ames?
cuantas canciones sin componer?
La blanca nieve de tu cuerpo hermoso,
las intranquilas aguas de tu pensamiento,
la inestabilidad de la sencillez,
la insoportable levedad del ser,
todo lo acepto.
Asi te amo, corazón,
y me marginas por venias del temor.
Así te lloro, en silencio y sin lágrimas...
En el hombro del viento suelto
me apoyo miserablemente,
mi alma llora, y muere,
sin rastro de su existencia...
El vacío me absorbe cadentemente,
constante,
y desaparece el espacio...
Completamente solo...