Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho. Enriquece a los que lo reciben.
Sin empobrecer a los que dan,
no dura más que un instante,
pero su recuerdo es a veces eterno.
Nadie es suficientemente rico
como para no necesitarla.
Nadie es tan pobre que no pueda darla,
forja la felicidad del hogar.
Es signo sensible de amistad.
Una sonrisa da reposos al que está fatigado, devuelve el valor al más desesperado.
Y si alguna vez te encuentras con una persona que no te dé la sonrisa que mereces,
sigue dándole generosamente la tuya…
Porque nadie está más necesitado de una sonrisa, aquel que no pueda darla a los DEMAS.