Doy gracias a Dios primero por el regalo de la vida, en la cual nos forjamos en un cúmulo de experiencias que afinan nuestra existencia, porque aún cuando estemos frente a una encrucijada El siempre nos proporciona la salida. Gracias a ustedes poetas y poetisas, amigos y amigas, conocidos y desconocidos porque cada uno va nutriendo el alma con sus letras, acrecentando la fe de que en este mundo no todo es malo, existe lo bello, lo deseable, lo que vale la pena, lo digno, lo lleno de virtud. Gracias a ustedes por la amistad que me han brindado, que ha acallado los momentos amargos y me ha endulzado el espíritu, que me ha sembrado la esperanza de encontrar no solo el propósito por el que vivo sino la confianza de que me espera un feliz destino.
Nunca se apagará mi Voz, y Tronará en el infinito
Porque como Eterno es Dios, eternos serán sus hijos.