Tengo una alcancía
donde yo ahorraba
lo que cada día
mi familia me daba,
Yo con alegría
en ella guardaba
las monedas mías
que nunca gastaba.
Una mala jugada
hoy sufro todavía;
pues la hallé tirada,
y estaba vacía.
Han roto mis sueños
junto a mi alcancía,
no valió el empeño
que yo le ponía.
Adiós alcancía
adiós, sueño ahorrador…
El dolor y la ira
me acompañan hoy.
Alejandro J. Díaz Valero