EL FUEGO DE LA VIDA
Como pequeña llama todo empieza,
encendida en lo alto por el centinela supremo
y al viento de los años se va expandiendo…
tornándose de azul a rojo intenso,
consumiendo poco a poco
el cirio que la anima
y le deja tiritar en el silencio.
Aire, viento, huracanes, olas de mares voladores…
tratando de segar su aurora;
como guerrero acorralado se defiende/
a diestra y a siniestra
enemigos la sitian
en espera omitida
suavizando cadenas.
Vaivén vertical, columpiándose siempre
en el claroscuro del tiempo,
cronometrando cada segundo de su escasa vida…
testigo de ocasos, de amaneceres tiernos, de mucha lluvia/
mas el cruel pesimismo del sueño
quiere cerrarle los ojos,
y a lo lejos se oye ecuestre
montada en el viento –la pérfida-
aquella que viene por lo suyo.
Y llega el invierno, el coma de ensueño,
el que todo lo enfría…
y aquella llama que fulgió entre el hierro
se da su último clavado,
sin querer su alba mojarse,
pero es tarde ya.
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