Ya bebí muchas veces
el amor en sus copas,
y he pagado con creces
el besar en otras bocas;
Pero no me arrepiento,
por fuerza lo hice, lo quería;
pues si hubiera quedado en el intento
hoy sería mi amiga la melancolía.
Y digo que no me arrepiento,
porque si unos labios ahora me provocan
y detrás de ellos acecharte vislumbrara
la distancia, que cruel nos separa,
no me importa, si logro un instante
perderme en lo profundo de tu boca
y febril, saciar el ansia loca,
hasta que caiga de su miel la última gota.
Y entonces. . . se apartará de la mía
tu boca que deseara tanto antes
. . . y nos miremos distantes,
sin que nos abrace la melancolía.
NM de la Rosa